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Desde julio de 2008 vivimos en un hermoso velero, Excalibur, un Amel SuperMaramu de 52´0.-

Knidos y Datςa
















El Lunes , 19 de Julio, salimos tempranito de Cokertme con rumbo a Knidos, el mar era un espejo,muy poco viento durante todo el viaje, casi 34 mn, un viaje relajadísimo. Llegamos a Knidos como a las 11Ñ30 de la mañana, la bahía estaba llena de veleros y goletas, pero el muelle tenia espacio para nosotros asi que tiramos cadena y nos amarramos al muelle (36°41,083N 027°22,470E). Knidos es una bahía pequeña rodeada de ruinas ,un entorno muy especial . Está justo en una península, una vez adentro de la bahía hay un pequeño valle y se puede ver el mar por el este y el oeste. Solo hay un restaurant, bastante bueno, un poco caro , y un hotel o mejor dicho pensión. Durante el día llegan buses y autos con turistas a ver las ruinas y aprovechan de bañarse en las aguas increíblemente transparentes. El agua era tan clara que aprovechamos de cambiar los ánodos de zinc que van en la pala del barco. Un grupo de niños miraba como Jorge trabajaba debajo del agua con el tercer pulmón (un compresor con un alarga manquera que le permite respirar bajo el agua) luego nos entretuvieron haciendo piruetas y saltando desde el muelle al mar. En la noche fuimos a cenar al restaurant y luego a descansar en el velero, estábamos casi listos para ir a dormir y sentimos llegar un velero con un ruido muy raro en el motor. Era una pareja de ingleses jóvenes con un sobrino de unos 14 años y un hijo de 4, que llegaron con problemas, no pudieron tirar el ancla, pero se amarraron igual atrás. Como no había viento no había problema, pero no podía quedarse asi en la noche. Si subía el viento tendrían problemas. Algo les escuchamos decir del motor y Jorge fue a ofrecerles que se abarloaran a nosotros para evitar problemas, era un 43 pies. Ahí le contaron que el motor se recalentaba y que no sabían que era. Estaban llamando al dueño del velero o al encargado de los charters, para que viniera a verlo. Jorge les pidió si podía revisarlo, obviamente le aceptaron de inmediato. El motor era un Yanmar, conocido por Jorge, reviso un par de cosas y finalmente lo arregló. No querían mas de agradecidos, nos querían invitar a comer con ellos, pero nosotros ya habíamos comido así que les agradecimos, finalmente llegaron con una botella de vino. Un par de jóvenes de la marina les habían además tirado el ancla a mano mientras Jorge reparaba el motor. Dormimos relajadísimos, la noche muy tranquila. Muy pocos veleros se quedan a pasar la noche, la mayoría va solo a ver las ruinas o a bañarse un rato. Al día siguiente como a las 8 nos fuimos rumbo a Datςa, volvimos a la civilización. Después de una semana de anclajes en lugares solitarios alejados de la ciudad , llegamos a esta ciudad veraniega, llena de restaurantes, comercio , alfombras, cueros , joyerías y ruido. El muelle esta al sur de la ciudad, lo administra la municipalidad, hacen entrar los barcos a presión, literalmente, cuando uno cree que ya no cabe uno más, llega otro y lo ponen. Cuando llegamos nos pusieron entre medio de 2 tremendas goletas, parecíamos en dinghy de una de ellas. Una de las goletas estaba charteada por 4 matrimonios españoles, muy simpáticos de San Sebastián, uno de ellos incluso estuvo un año trabajando en Chile en el 83. Estuvimos conversando como 2 horas de Chile, de España ,del mundo de nuestra vida a bordo, muy simpáticos, quedamos totalmente invitados a sus casas, intercambio de tarjetas, emails etc. etc. Luego se fueron y nosotros en el velero ,admirando el lugar ,por un par de horas y en ese tiempo como 3 veleros que trataban de salir se llevaban el ancla de otro velero anclado en el muelle. Hay una parte del muelle que tiene como una curva, así que como sea que uno se ancle va a caer arriba de otra ancla. Sobre todo las goletas que tiran como 100 metros de cadenas, seguro están arriba de alguien. En la tarde nos fuimos de compras, necesitábamos de todo, supermercado urgente. Recorrimos el lugar, muy turístico, y entretenido, la mezquita esta justo detrás de la marina, los cantos y rezos como 4 veces al día se escuchan por los altoparlantes en toda la ciudad. Nos encantó volver a la civilización, una vez a la semana no está nada de malo. Ayer hablamos con Sylvaine, la francesa que conocimos hace unas semanas en Leros y quedamos de juntarnos en una bahía del área en un par de días. Hoy nos quedaremos aquí, nos faltan un par de provisiones que comprar y mañana creo nos iremos hacia el este a explorar los anclajes del sector.

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